
Alma, Corazón y Montaña
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Entre nubes
Sucesos extraordinarios, de momentos inolvidables
Hoy, viernes 2 de mayo de 2025, me desperté a las 7 am; como todas las mañanas, bien temprano, preparo mi bolso con mi cámara, mi equipo de mate y me dispongo a salir a ver el amanecer que el Creador me tenía preparado.
Para mi sorpresa, a pesar de haber visto el pronóstico del tiempo, donde me informaba que la mañana iba a estar ligeramente nublada, me sorprendió una espesa nube.
Cuando me dirigía camino al cartel de Ushuaia, para contemplar el bello amanecer, me encontré con un murallón de nubes grises, muy bajas, cubriendo todo el cordón montañoso donde se sitúa el Monte Olivia.
Entendiendo que por ahí no iba a pintar mucho lo que fui a buscar, decido dar la vuelta en la rotonda del Cadic, para dirigirme hacia la costa del Monte Susana, del otro lado de la ciudad.
Mi intención además de ver los colores del amanecer, era poder captar imágenes de las cumbres del Monte Olivia y los Cinco Hermanos por encima de las nubes, como si flotaran en esa espesa nubosidad.
Cuando llegué al punto panorámico de la costa, el cielo había cubierto todas esas cumbres, así que decidí quedarme un rato, a la espera de que se despejara un poco.
Mientras aguardaba en el auto, veo como esa gran cortina de nubes, iba cubriendo toda la ciudad y se aproximaba a donde me encontraba yo.
Tranquilo, con suma paciencia, espere y espere. Hasta que los colores bellos del amanecer, comenzaron a pintar ese hermoso cielo.
Eventualmente, los picos de las montañas se iban descubriendo y pude obtener unas bellas imágenes de ese momento.
Con un clima inestable, pero con el corazón contento, viendo el pronóstico del clima, que iba para mejor, más tarde, pensaba en ir a caminar a la montaña, pero algo me decía que debía quedarme, que tenía que esperar a otro día.
Al pasar los minutos, el cielo se puso más gris, cubriendo toda la zona. En ese momento, tomé la decisión de retornar a la ciudad, con la intención de ir primero a comprar víveres al supermercado.
Cuando salgo del súper, me dirijo en cercanías del mismo, al barrio donde vivo, pero la naturaleza me llamaba, quería seguir contemplando ese maravilloso espectáculo de nubes flotando sobre la ciudad.
Después de ver el sol entre las nubes, reflejando sus rayos por algunos huecos de la espesa niebla, me dirijo hacia el camino que conduce al aeropuerto, para seguir captando espléndidas imágenes de ese amanecer.
Una vez obtenidas esas fotos, conduzco normalmente hacia mi departamento por la avenida, hasta que me detengo en el semáforo y ocurre un suceso extraordinario.
Sentía y veía que mi auto perdía cierta estabilidad, como un sacudón, veo los cables de alta tensión de la calle que se movían también.
Pensé en ese momento que podría deberse a una ráfaga muy fuerte de viento, así que atino a bajar la ventanilla del auto para corroborar si era viento, pero no había ni una sola brisa.
Fue en ese momento que me di cuenta que estaba sucediendo un temblor importante.
No se oía ningún ruido, todo estaba silencioso, armonioso, pero veía que las cosas se movían.
Segui conduciendo unos pocos metros hasta llegar a mi edificio, donde veo que los vecinos estaban afuera del mismo, al igual que en las demás tiras.
Desciendo de mi auto y hablo con la vecina de planta baja, quien se encontraba abrumada, asustada y desconcertada, acompañada de sus dos hijos, quienes observaban a sus alrededores, impávidos, sin saber qué hacer.
Luego subo a mi departamento para avisar a mi hijo, dialogo un poco con él y me cuenta que cuando sucedió este episodio, el estaba en el baño, pero que igual sintió que todo se movía.
Más tarde, comienzan a llegar un montón de mensajes que hablaban de lo acontecido, ninguno podía creer lo que estaba ocurriendo.
Un rato después llamo a la mamá de mis hijos, le cuento a Mónica sobre lo acontecido y me dice que donde reside ella, en el barrio de Andorra, no se sintió nada, estaba todo muy tranquilo, pero le digo que igual esté muy atenta por posibles réplicas.
Las instituciones comenzaron a alertar que hubo un sismo de 7.4 º en la escala de Richter, en el pasaje de Drake, a unos 210 km aproximadamente, de la ciudad de Ushuaia, con una profundidad de 10 km, que podrían sucederse nuevas réplicas.
Todos alertaban que estemos atentos y tomemos las medidas necesarias en caso de nuevos sacudones.
En las noticias informaban que el sismo se sintió en toda la provincia, y en otras localidades de Chile, entre ellas Puerto Williams y Punta Arenas.
Debido a la magnitud del sismo, alertaron de posibles tsunamis en localidades que estén expuestas a mar abierto, como lo son Rio Grande y Punta Arenas.
La ciudad de Ushuaia, al estar metida dentro del Canal Beagle, al igual que Almanza y Puerto Williams, estan protegidas antes eventuales olas extraordinarias por la isla Navarino, que contiene al mar abierto.
Puede suceder que crezca un poco el nivel del mar, pero sin riesgo para las personas que habitamos en estas ciudades.
Distinto es el caso de Punta Arenas y Rio Grande, que sí pueden sufrir una crecida importante acompañada de grandes olas.
Mientras estábamos todos atónitos, sorprendidos, un poco preocupados y asustados, los diferentes gobiernos anunciaron que, ante posibles tsunamis, el riesgo bajó considerablemente, aunque no descartan eventuales nuevas réplicas. Ya que eso es impredecible.
Lo importante es mantener siempre la calma, tener preparada una mochila con lo básico para estas situaciones.
Vivimos en una zona sísmica, donde durante muchos años no se han registrado grandes movimientos, hasta hoy.
Hemos tenido la suerte de no producirse daños estructurales, tanto en las casas, como en edificios, pero eso no quita que debemos seguir en alerta por otros nuevos episodios.
La intranquilidad sigue latente en este día tan especial y extrañamente raro.
La tierra se sigue acomodando al ritmo que la naturaleza decida. Nosotros debemos estar preparados para situaciones extremas, manejando siempre la calma, con responsabilidad y seguros de hacer lo mejor que esté a nuestro alcance.
La mejor forma de prevenir es estar bien informados, por organismos oficiales, con profesionales capacitados para entender la magnitud de este suceso.
Texto y fotografías: Raul Torres