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Aconcagua
Testimonio por: Liliana Haro Diaz y Daniel Rodriguez
Comienzo de un sueño
Esta aventura comienza en el 2020, con muchos sueños y aspiraciones de apostar a más en la alta montaña. Siempre nos planteamos que ir de una a Aconcagua no iba a ocurrir, no sabíamos cómo nos trataría la altura y por eso mismo debíamos aprender de eso y hacer cosas previas, antes de este objetivo.
Preparativos
Nos llevó dos años comprar equipo técnico para llegar de la mejor manera, nos informamos e investigamos sobre el lugar, ruta, etc.

Volcan Domuyo
Nuestras primeras salidas de altura fueron al Domuyo, Tromen y Lanín. En este viaje aprendimos mucho, nos nutrimos de gente de todo el país con una misma pasión y experiencia de sobra. Aquí conocimos como nuestros cuerpos reaccionaban a la altura, cuestiones de aclimatación y lugares donde probamos el equipo.

Foto: Raul Torres – Volcan Lanin
Fines de 2022, con un año de mucho entrenamiento y acompañados de nutricionista, cardiólogos y preparador físico, emprendimos el viaje a Mendoza. Como nos planteamos de un inicio, realizaríamos una aclimatación previa en Vallecitos a fines de entrar al parque en las mejores condiciones, la idea siempre fue preparar en cuerpo y no ir a hacer alguna cumbre ya que, luego deberíamos entrar al parque y serían varios días. Aquí, recibimos muchos consejos de guías que nos servirían a la hora de encarar el objetivo principal.
Más adelante, contaremos como planificamos la aclimatación pero pasado unos días y llegada la hora, preparamos las mochilas y petates y emprendimos rumbo. Este año fue nuestro primer intento, no entraremos en muchos detalles pero, el clima no era muy alentador. Ingresamos con días en los que no había ventanas y las expediciones se habían bajado. El frío era tal que hidratar era una lotería, cocinar un azar, el agua literalmente se congelaba.

Foto: Lily Haro Diaz
Primer intento
En este intento, quedamos a sólo 100 metros de la cumbre. Los papalimas nos recomendaron volver porque el temporal de nieve se adelantaba. Seguir implicaba tal vez no volver a casa, a la montaña hay que respetarla y cuando dice hoy no, es no. Si bien las lágrimas nos invadieron y no había consuelo alguno, decidimos bajar. La montaña siempre iba a estar ahí. A pesar de las inclemencias del tiempo nos miramos y sin titubear nos dijimos, ¿volvemos? Y no lo dudamos, nos prepararíamos para volver al coloso.
Desde nuestro retorno hasta que la aventura continuara, estudiamos todo lo que hicimos en este primer intento, viendo que mejorar, que cambiar, el equipo como funciono, las comidas, etc., etc., etc.

Foto: Dany Rodriguez
Intensificamos el entrenamiento, salida corta o larga se salía con mochila grande y pesada, íbamos a mejorar nuestra resistencia, buscamos un termo que pudiera resistir mejor las bajas temperaturas, cambiamos todas las comidas buscando opciones que por más que haya frío debíamos poder alimentarnos sin problemas.
Ya con la primer experiencia en Aconcagua, eficientizamos la cantidad de ropa y comida. Decidimos invertir en un dormí a la ida hasta Campamento Confluencia con el fin de realizar el primer tramo más ágiles ya que el segundo día hasta Plaza de Mulas, es largo. Meteríamos lo que más se pueda dentro del petate y que lo lleven las mulas. Esperamos a que se habilite la preventa y dejaríamos todo cancelado, Penitentes ida/vuelta, mula ida/vuelta, el dormi de ambos y permisos.
Preparación 2024
Como la primera vez, hicimos un acompañamiento con preparador físico, nutricionista y nos realizamos todos los controles y estudios previos al viaje con clínicos y cardiólogos.
La aclimatación no la cambiaríamos porque tal como la pensamos, funciono. Iríamos 4/5 a Vallecitos, iríamos subiendo de a poco para que el cuerpo vaya asimilando lo que está pasando y se vaya adaptando. El cuerpo necesita 24/48 hs. para que empiece a fabricar más hemoglobina. Como es normal, sentimos algunos síntomas de la altura pero que a las 48/72 hs nuestros cuerpos, dada la experiencia que ya teníamos, se acomodarían. El objetivo principal era, preparar el cuerpo para lo que se venía y no exigirle buscando hacer cumbres que nos desgaste físicamente.
Pasado este tiempo, bajaríamos y descansaríamos dos días en la ciudad de Mendoza para poder descansar y alimentarnos bien. Es sabido que la exposición a la altura desgasta, por eso cuanto menos estemos arriba, era mejor.
Llegado principios del 2024, habiendo pensado hasta el mínimo detalle, con una planificación tentativa de cómo serían nuestros días si el clima era el esperado y con una actitud positiva y de convicción, preparamos mochilas, petates y emprendimos viaje.
Ya en Mendoza, nos dirigimos al Refugio Mausy en Vallecitos donde empezaría el trabajo de aclimatación a 2.900 m.s.n.m. Allí nos encontramos con Luciana, una gran persona que conocimos el año pasado.
Por día subíamos un campamento, salíamos temprano para pasar el mayor tiempo en cada uno. Como ya sabíamos, la altura empezó a afectar por una cuestión lógica y nuestros cuerpos a responder ante esta situación, el dolor de cabeza, mareos, duraron pero no tanto como las primeras veces. Aprendimos que el cuerpo genera un ADN y cada vez que nos exponemos a la altura, el cuerpo tiene memoria y se va adaptando mejor.
Tal como lo pensado, bajamos y descansamos dos días en Mendoza. Ya llevábamos 5 días en altura y tomarnos un break para descansar y comer bien, nos parecía óptimo. En este tiempo, reconfirmamos nuestra planificación y miramos el clima. Si todo salía como esperábamos y el clima no se modificaba, podríamos lograr el objetivo según lo pensado.
Llego el día y partimos a Penitentes. Allí pesarían nuestros petates y los despacharían con las mulas. El 15 de enero confirmamos el ingreso con los guarda parques y con muchas expectativas, Cristian, chico logística como lo denominamos nosotros, nos dejó en la entrada. Pero hubo algo en este trayecto que nos marcó antes de empezar, nos dijo: “Pídanle a Dios la v
entana y él se las va a dar”. Con esta frase, bajamos del transfer y empezamos rumbo a Confluencia.
Aconcagua es un lugar donde los sentimientos florecen y sólo quien ama y siente tanto esta actividad, comprende lo que es y lo que significa estar ahí.

Foto: Lily Haro Diaz
Llegando a Confluencia, hicimos el chek in con los guarda parques y nos dieron un horario para la revisación médica ya que, al día siguiente nos dirigiríamos a Plaza de Mulas siempre y cuando este todo bien en el control.
Como es habitual, los médicos te consultan cual es el plan, que montaña has hecho previamente, te oscultan, te toman la presión y la oxigenación. Dado que nos dio bien todo, alegres con esto hidratamos, comimos y al día siguiente saldríamos a las 8 am al Campamento Base.
Ya teníamos la experiencia previa, por ende conocíamos mucho mejor el camino. Esto nos permitió regular mejor la energía, sabíamos las subidas y bajadas que vendrían, la famosa cuesta brava y ese tramo final. Hicimos el ingreso con guarda parque y organizamos para al día siguiente ir al médico.
Con entusiasmo nos dirigimos donde se encontraba la parcela de la empresa Lanko, allí nos reencontramos con gente que te regala la montaña. Armamos nuestra carpa, acomodamos nuestras cosas y retiramos nuestros petates. Después de un largo día, nos adentramos a lo que denominamos, la carpa de los plebeyos. Gente de todo el mundo, muchas experiencias, anécdotas, risas y comidas que parecen las mejores del condado.
Al día siguiente, descansamos y recorrimos el lugar, nos dirigimos a los controles médicos y con las mismas preguntas, nos dieron el ok para subir. Aquí, decidimos participar de un estudio neurológico, como afecta al cuerpo y a las fibras la exposición a la altura.
Más tarde, pagamos Wifi. Debíamos avisar a la familia como estábamos, a veces no lo dimensionamos, pero el que se queda espera ese mensaje que le da tranquilidad de cómo está el otro.
También, aprovechamos a ver el clima. Veíamos que se mantenía el pronóstico y sin más, encararíamos al día siguiente nuestro ascenso por campamento hasta intento de cumbre con estilo alpino. No muchos lo realizan pero sabíamos que, aunque costará porque el peso que debíamos portear era grande, valdría la pena. Era preferible subir y descansar, a subir y baja constantemente haciendo estilo serrucho y desgastando nuestro cuerpo. Veníamos bien, no habíamos tenido ningún síntoma de mal de altura, eso significaba que la aclimatación previa había surtido efecto.
Entre abrazos y aliento de los demás montañistas, salimos a las 8 am al Campamento 1 Canadá. El paso era lento y constante, hidratando mucho, controlando la respiración.
Ya en Canadá, armamos la carpa, juntamos agua porque hidratar era clave y descansamos para el 19 de enero por la mañana, levantar todo y salir a Campamento 2 Nido de Cóndores.
Ya a esta altura empezaba a refrescar un poco pero con la salida del sol, se hacía más ameno. Amaneció y preparamos todo, un nuevo día nos esperaba y salimos rumbo a Nido. Manteniendo el mismo ritmo, sin volvernos locos, llegamos y nos instalamos. Entre carpas todo se escuchaba y nos enteramos que el agua de Canadá venía con muchos minerales, ahí entendimos porque nos sentíamos un poco raros y con ganas de ir al baño. Inmediatamente tiramos toda el agua porteada y salimos en busca de nueva agua para hidratar. Preferimos ingerir boldo, nuestro mejor aliado. Alimentarnos y seguir hidratando.

Foto: Lily Haro Diaz
Este día era clave, acá decidíamos como seguíamos, si descansábamos un día más o levantábamos campamento al día siguiente, así fue que consultamos el clima. Lamentablemente, no todos te ayudan pero es un bajo porcentaje. Un guía no nos quiso pasar y los guarda parques no tenían el pronóstico actualizado. Es ahí donde vemos un chico de Lanko, la empresa que contratamos para las mulas, quien nos va a averiguar el clima.
Su nota era clara, tres días y uno donde el viento era de 35 km, temperaturas de -15 grados e iba a estar despejado y soleado. Nos miramos y dijimos, este es el día. Siempre sostuvimos que ser fueguinos tenía sus ventajas, estar expuestos al viento y el frío nos ayudaría a la hora de encarar este proyecto.
Como cada día, nos levantamos y nos fuimos con destino a Cólera. Hidratamos mucho en el camino y nuevamente entre paso y paso, nos cuentan que Cólera estaba explotado. Había muchas expediciones esperando la ventana y se habían juntado con la gente del 19 que no pudo llegar. Es así que vemos que Berlín, a sólo metros de Cólera, estaba sin gente. Por ende, decidimos quedarnos y tirar cumbre de ahí, teníamos nieve así que podríamos derretir para hidratar.
Ya nos sentíamos mucho mejor pero empezábamos a sentir efectos de la altura, la falta de apetito empezaba a notarse. Pero más allá de eso y donde sabíamos que es mucha cabeza y aunque tardáramos más, comíamos hasta el último bocado porque si no comíamos no tendríamos energía. Este día derretimos nieve y dejamos preparado el té para desayunar, lo hervimos para que dure y ganemos tiempo. Dejamos toda la ropa y el equipo listo para las 23 hs. levantarnos y a las 00 hs del 21/01/2024 empezar a caminar.
Llego la hora de levantarse, desayunamos, nos alistamos, nos miramos y salimos a caminar.
La noche estaba hermosa, no había viento, llevábamos un buen ritmo y constantemente nos íbamos preguntando como veníamos. Siempre consideramos que ambos éramos un grupo, la ocupación de uno era el otro y llegar bien y apoyarnos en todo momento, era más que importante.
Las horas pasaban y dos acontecimientos hermosos nos acompañaron y nos brindaron buena vibra. Vimos una luna súper roja en nuestro ascenso y una estrella fugaz.
Seguimos caminando, llegamos a Refugio Independencia y cada paso era una inyección para seguir. Nos alegró muchísimo llegar a este punto, recordábamos bastante la senda, sabíamos que cada vez faltaba menos.
Llegamos al Portezuelo y fue inevitable no recordar el año anterior. Aquí el viento era tal que no te permitía avanzar de frente, caminábamos volteando la cara, el frío era de -40 grados. Este año era ideal, no había viento y podíamos avanzar sin problemas. El frío era como estar en casa pero aun así nos abrigamos porque sabíamos que cuidar las extremidades era fundamental.

Foto: Dany Rodriguez
Ya en la Cueva, donde todos dicen que si llegas ahí, la cumbre es tuya, nos detuvimos un instante. Aquí hidratamos Gatorade y un poco de Coca Cola, la barrita no podía faltar. Sin lugar a dudas, ya habían pasado varias horas y decidimos tomar un gel entre los dos. Todo esto fue el impulso que nos recargo para continuar.
En la Cueva fue ese momento donde internamente pensábamos al mirar la hora y el día que nos acompaña, hoy es el día, hoy lo vamos a hacer, hoy vamos a llegar a la Cumbre del Aconcagua.
Muchas veces la ansiedad juega en contra y es donde muchos nos enseñaron de tomar todo con calma y vivir el proceso y trayecto. Sólo quedaba la canaleta y el filo del guanaco. Avanzamos cautelosamente este tramo, la canaleta estaba fea, avanzabas uno y retrocedías dos, parecía el juego de la Oca. Terminamos la canaleta y, a su vez, nos adentraba a donde habíamos quedado un año atrás, afirmando la buena decisión que tomamos en su momento aunque nos dolió.
Con alegría nos miramos y nos dijimos, sólo falta el filo. Es imposible no emocionarse, ya en el filo sólo quedaban esos últimos pasos para lograr ese sueño tan esperado. Mi compañera se detuvo y sin percatarme, grabo mis últimos pasos antes de pisar la cumbre. Éramos y somos un equipo y lo caminamos juntos, decido esperarla, tomarle la mano y llegar juntos.

Cumbreeee !!!!
Sueño cumplido
El 21/01/2024 siendo las 12 hs, llegamos a cumbre. La emoción y las lágrimas nos invadieron. Es un sentimiento inexplicable pero sumamente hermoso. El día era hermoso, nos quedamos cerca de una hora, nos sacamos miles y miles de fotos, grabamos vídeos. Disfrutamos su belleza y contemplamos sus alrededores.
Había que bajar y nos la tomamos con prudencia, no sólo era subir sino también bajar. Nos dimos el gusto de disfrutar cada segundo de la bajada, hasta nos tiramos a descansar un rato.
Realmente no pudo haber sido mejor esta expedición, esta cumbre. El clima nos acompañó en todo momento y todo se dio para que sucediera. Este año pudimos disfrutar de estar en cada lugar, salir de la carpa y tener agua, un recurso tan valioso que a veces no es valorado. Descasamos bien en todo momento y la aclimatación que realizamos surtía efectos. La alta montaña siempre será algo que elijamos, su gente y la calidez de volver y la camaradería, son cualidades impagables.
Tierra del Fuego PRESENTE en el techo de America !!!

Dany y Lily – Titanes de la montaña !!!